Las mujeres son sensibles, conciliadoras, protectoras por naturaleza y socializan por medio de la conversación.
En cambio, los hombres suelen ser competitivos, proveedores, y ven evidenciado su sentido de valía en relación al éxito que han obtenido.
En definitiva, hombres y mujeres son diferentes, reaccionan ante estímulos distintos, y sus cerebros funcionan de modo disímil.
Y no se trata de sexo débil o fuerte, mejor o peor, simplemente diferente. Y tener esto claro puede ser la clave para una estrategia de comunicación efectiva cuando se trata de apuntar al mercado femenino.
Según estadísticas de Boston Consulting Group en el año 2008, Las mujeres conforman el mayor mercado emergente del planeta. Mayor que el de China y la India juntos¨.
Según datos arrojados por el mismo estudio, en ese mismo año existían alrededor de 1,000 millones de mujeres trabajadoras, con un aumento proyectado a 1,200 para el año 2012.
Y aunque el poder económico, su mayoría se encuentra en mano de los hombres, esto también está cambiando.
Además de que, las mujeres consumen mayor cantidad de artículos de belleza, vestimenta, cuidado personal, entre otros; son ellas las que influyen en la mayor parte de de las decisiones de compra de productos de primera necesidad en el hogar, la salud de la familia, vestimenta para los hijos, e incluso del auto que se compra el marido.
Es por esto que muchas marcas han agudizado su enfoque para asegurarse de impactar certeramente este segmento.
Y aunque se están implementando buenas estrategias, aún hay mucho que se puede hacer.
A continuación algunos puntos que conviene tomar en cuenta, al momento de elaborar una estrategia de marketing dirigida al mercado femenino.
- El rol de la mujer de hoy. Actualmente la mujer desempeña un rol más activo en la sociedad que el que tuvieron sus madres y abuelas. De hecho, en gran parte de los países occidentales, un porcentaje mayor de mujeres que hombres están educándose e insertándose al sector productivo de la sociedad. Por tanto, conviene hablarle a esa mujer de hoy en un lenguaje que esté acorde con su situación actual y que apunte a resolver los problemas que hoy se le presentan.
Sin embargo, una alta proporción de mujeres dice no sentirte representada en la publicidad actual. He aquí la oportunidad para las marcas que si acierten al lograr esa identificación.
- No solo se trata del color. Tomando como base los estereotipos preestablecidos, algunas marcas han basado su estrategia en solo cambiar a rosado el color de un producto, pensando que de este modo va a resultar atractivo para la mujer.
En primer lugar, no a todas las mujeres les gusta el color rosado. Y por otro, está comprobando, que aunque la parte estética es importante para la mujer, también lo es que el producto sea funcional y que satisfaga sus necesidades.
De hecho, las féminas desconfían de productos que sientan que no han sido genuinamente concebidos para ellas y para resolver sus necesidades.
- Embajadoras o detractoras. Cuando a una mujer le gusta un producto, se siente satisfecha con un servicio, o ha disfrutado de una experiencia agradable, se convierte espontáneamente en embajadora, y lo comparte abiertamente con sus amigos y relacionados de 7 a 9 veces.
Por supuesto que, esto trae como resultado una excelente promoción gratuita, pues el boca a boca es la mejor publicidad, ya que el receptor del mensaje confía en la persona que le está hablando.
Por otro lado, cuando ocurre lo contrario, lo comparte alrededor de 20 veces, impactando de manera negativa en un porcentaje aún más alto de personas.
- Se trata de la experiencia. Para la mujer comprar no es un simple acto de intercambio de producto y/o servicios. Por tanto, cabe denotar que mientras el hombre va de compras, la mujer sale de compras.
Para ellas se trata de una experiencia. Por tanto, deben conectar con la marca, el producto o servicio que procura y la persona que se lo está ofertando. Es decir, que se logrará la venta en la medida en que esa experiencia sea gratificante y se logre una conexión efectiva.
A ellas les gusta tocar, probar, oler, medirse. Como dije antes, para la mujer, comprar es una experiencia. Por ende, poder entrar en contacto con los productos con todos los sentidos.
- La estética sí importa. Aunque no se trata solo de esto, entre dos categorías igualmente atractivas, es probable que la mujer se incline hacia aquella cuyo empaque, olor, forma, etc., le resulta estéticamente más atractiva. Definitivamente la presentación tiene un alto impacto en el segmento femenino. Ahora bien, ella necesita que sea funcional y poder entender rápidamente como le beneficia.